Los problemas derivados del cambio climático y la escasez de recursos, la necesidad de principios corporativos de buen gobierno que rijan las estrategias de desarrollo del mercado o la responsabilidad en las consecuencias de la actividad que despliega una empresa, componen una de las principales megatendencias en la forma de hacer negocios a nivel global. La normativa ESG, denominada en ingles como environmental, social and governance, hacen referencia a muchos de los aspectos que engloba esta megatendencia, definida por los criterios de responsabilidad social, medioambiental y de buen gobierno que, poco a poco, incorporan las empresas en sus planes de negocio y gobernanza. El peso de estos factores o criterios para los agentes del mercado -clientes, socios e inversores-, cada vez es mayor a la hora de elegir una inversión, un proveedor o una alianza.
China afronta con importantes desafíos los criterios ambientales, sociales y de buen gobierno ESG
China, pese a ser una economía en vías de desarrollo, no escapa a esta megatendencia y afronta ya los desafíos que supone adoptar los criterios ESG, pues emite más del 25 por ciento de todos los gases de efecto invernadero globales y tiene más plantas de carbón que el resto del mundo, sin contar con que el ambiente de negocios en China adolece aún de falta de transparencia y prácticas distorsionantes, lo que hace que las políticas de ESG sean más necesarias que nunca. Tras décadas de crecimiento económico vertiginoso y, a menudo insostenible, desequilibrado, poco transparente e ineficiente; China está ya reorientando su estrategia hacia una economía verde, circular y baja en emisiones de dióxido de carbono para las próximas décadas.
Desde que el 22 de septiembre de 2020 el presidente Jinping propusiera en la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas el objetivo de que “las emisiones de dióxido de carbono de China deben alcanzar su punto máximo en 2030 y se debe lograr la neutralidad de emisiones de carbono en 2060”
El presidente Xi Jinping propone neutralizar las emisiones de carbono para 2060
Actualmente, el sistema de calificación ESG de China pone el foco en los aspectos medioambientales, debido al impulso estratégico que para China tiene alcanzar la neutralidad en la huella de carbono, pero dejando a menudo de lado los aspectos sociales y de buen gobierno corporativo. Desde que el 22 de septiembre de 2020 el presidente Jinping propusiera en la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas el objetivo de que “las emisiones de dióxido de carbono de China deben alcanzar su punto máximo en 2030 y se debe lograr la neutralidad de emisiones de carbono en 2060”, la normativa ESG se ha convertido en eje estratégico a largo plazo, para la inversión y la transformación industrial del gigante asiático. Asimismo, la lógica que inspira esta nueva normativa ESG es la de articular una metodología coherente y estructurada que evite el Greenwashing, es decir, la puesta en marcha de estrategias poco sostenibles y sin verdadero impacto, que sólo pretendan generar una falsa apariencia de responsabilidad.
Nueva regulación y normativa ESG en China
El marco normativo que regula los requisitos ESG en China es relativamente nuevo, pero el gobierno de Pekín está acelerando el ritmo de regulaciones que van en esta dirección. Sin embargo, como suele ser habitual en el gigante asiático, la aplicación de esta normativa aún no es uniforme, pues la implementación reglamentaria es todavía poco homogénea de unas regiones y niveles administrativos a otros. Así, en muchos casos, las empresas no saben qué es la denominación ESG y desconocen los KPIs que lo monitorizan o hacen una interpretación dispar de los mismos.
El principal impulso en el cumplimiento de los criterios ESG, en la cadena de suministro, lo siguen llevando a cabo grandes bancos y aseguradoras, fondos financieros, reguladores, filiales de empresas internacionales que hacen negocios en China y, en menor medida, las empresas estatales, aunque de manera poco homogénea.
Aunque lenta e irregularmente, las nuevas exigencias ESG acabarán alcanzando a casi todos los sectores y operadores industriales del país y, por ende, a sus clientes, entre las que se encuentran las empresas españolas, teniendo en cuenta que China es ya el principal proveedor de España y es, también, el primer socio comercial de más de 140 países en el mundo.
El principal impulso en el cumplimiento de los criterios ESG, en la cadena de suministro, lo siguen llevando a cabo grandes bancos y aseguradoras, fondos financieros, reguladores, filiales de empresas internacionales que hacen negocios en China y, en menor medida, las empresas estatales, aunque de manera poco homogénea
Nuevos cambios en la fabricación y cadenas de suministro de China
Uno de los mayores impactos de las políticas chinas de ESG se observará en las cadenas de suministro, pues obligará a cambios importantes en el modo de producción de bienes, así como en la recopilación obligatoria de datos sobre dicha fabricación de productos que abastecen España. Además, a medida que China intensifique sus esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono -pasando, así, a ser una economía más ecológica-, las empresas que operen en el país estarán bajo una presión, cada vez mayor, para reducir su huella de carbono en las cadenas de valor, con el fin de ser más eficientes en la protección del medio ambiente.
¿Qué deben hacer las medianas empresas españolas que producen made-in-China o importan desde allí?
Las empresas españolas, en primer lugar, deben revisar toda la cadena de suministro y los criterios de selección de proveedores, filtrando y descartando aquellos que, por falta de transparencia en la trazabilidad o poco rigor en el cumplimiento de las exigencias medioambientales al manufacturar sus productos, puedan representar problemas a futuro. Asimismo, aquellas empresas chinas que no cumplan las nuevas normativas medioambientales acabarán provocando interrupciones en la cadena de suministro o, incluso, paralizando permanente el abastecimiento, con las consecuentes pérdidas de dinero, tiempo y mercancía, que esto podrá conllevar. Entre los sectores más afectados por la reciente normativa ESG, destacan los textiles, la energía, los metales pesados, el carbón y el gas, la minería, el petroquímico, el cemento, el papel, la automoción y los bienes de consumo.
Se estima que 80.000 fábricas ya han sido cerradas a lo largo del año 2022 por no cumplir los estándares globales establecidos. El principal efecto de estos cierres es la concentración de la producción en un menor número de proveedores, de mayor escala, mejor monitorizados con procesos homologados, gobernanza corporativa más transparente y tecnológicamente más avanzados. En un futuro cercano, a las empresas chinas más pequeñas, menos eficientes y tecnológicamente menos avanzadas, les puede resultar demasiado costoso mantener el cumplimiento de los estándares ESG y podrán enfrentarse a una clara desventaja competitiva.
Oportunidades para las empresas españolas
Pese a los retos que esta adaptación implica, la transición ESG también crea oportunidades para las empresas españolas presentes en China y para aquellas que tienen allí su principal mercado de abastecimiento, pues van a obligar a sus socios y proveedores a una relación mucho más estrecha, así como al despliegue de estrategias y procesos ambientales, sociales y de buen gobierno, mucho más efectivos que los que se venían haciendo hasta ahora.
Si bien la transición hacia el desarrollo ecológico puede agregar cargas que reduzcan el margen y la ventaja competitiva en algunos casos, que también abrirán las puertas a nuevas oportunidades, todas ellas impulsadas por estas políticas de nueva implantación y respaldadas por I+D+I, que tendrán un gran potencial de crecimiento en China, como podrán ser las industrias verdes emergentes, incluidas las energías renovables, la gestión de residuos, la infraestructura sostenible y los servicios que respaldan el desarrollo verde. En muchos de estos sectores España tiene multinacionales y pymes que están en la vanguardia mundial. Además, la transición a un modelo productivo ESG en China, también tendrá un efecto positivo en la demanda y en el consumo de aquellos productos y servicios de empresas con cadenas de suministro y operaciones más ecológicas.
Como en cualquier otra megatendencia, de su adecuado análisis, adaptación y ejecución, depende en buena medida el que represente una amenaza o una oportunidad para nuestras empresas. Y si estás pensando en internacional tu pyme a China, no dudes en apuntarte a ICEX Next.
Consultor de Desarrollo de Negocio en China